16 junio 2013

Cultura y Pensamiento de América latina y el Caribe

Los Re-ordenamientos Culturales están en la Agenda Regional

La reconstrucción del proceso cultural de América latina y el Caribe es una tarea crucial en el momento histórico que vive esa región en el contexto mundial pues lo cultural incluye suma e integra todas las actividades que emprenden los pueblos en su quehacer social

En ese marco lo cultural es la gran integral de los procesos de construcción económica con amplia base social participativa para alcanzar una meta inaplazable e indiscutible ya planteada en etapas anteriores: lograr el máximo de bienestar posible para las comunidades en su diversidad, lo que en suma se llama inclusión participativa de todos  en un sistema multidiverso

En América latina y el Caribe -ampliable en la visión al gran conjunto de América- ese proceso debe integrar al menos 3tres componentes básicos: a. lo europeo ‘heredado’ por imposición en los procesos de conquista y colonia [desde España Portugal Inglaterra Francia y otros] b. lo africano que llega a territorios de NuestrAmérica como parte del proceso mercantil colonial y c. lo originario o nativo ancestral que cruza el continente desde la Patagonia al norte extremo [Canadá y EU]

Los 3tres componentes culturales se encuentran vivos y en proceso de integración tras siglos de resistencia multidiversa que hoy se expresa en lo social y político – En apretada síntesis los componentes son ‘desviados’ de su ordenamiento original y ‘encausados’ bajo la ‘dominación’ dentro del proceso imperial en el que desemboca el coloniaje desde comienzos del Siglo 19 [campañas por la independencia]

Ese re-ordenamiento cultural hacia la Integración tiene hoy ambiente auspicioso en la conciencia regional [y global] con la emergencia en América latina y el Caribe de líderes que encabezan propuestas y proyectos liberadores de ese potencial social que representan los 3tres componentes culturales expresados en sus poblaciones en proporción mayoritaria

El flujo actual hacia la integración cultural de los pueblos está a cada paso ‘interferido’ por el influjo [social y político] de sectores minoritarios dominantes que -en casi todas las unidades territoriales de América latina y el Caribe- se ubican del lado del imperio que pretende conservar ‘privilegios’ insertos en un viejo orden de ideas  que se basa en la dominación y apela al ‘ruido mediático’ trans-nacionalizado, a la violencia y el terrorismo

Ganar espacios para concretar los proyectos liberadores [en lo económico social y político] pasa por la integración cultural y esta pasa por el urgente ordenamiento a nivel colectivo de un pensamiento latinoamericano y caribeño que tiene riquísimos antecedentes en todas las manifestaciones que conforman su historia en los siglos recientes [500 años desde la invasión europea, 200 años desde las campañas de independencia]

La labor de integración cultural en NuestrAmérica está en marcha pues forma parte de la ancestral resistencia que los diversos pueblos [comunidades y territorialidades] han librado por recomponer sus valores culturales pero no como una marcha ‘regresionista’ hacia el pasado sino con el objetivo expreso de ‘incluirse’ en la gran marcha [encontrar el presente y construir el futuro] de la Humanidad hacia la dignidad perdida en manos del desintegrador consumismo neoliberal

Los saberes [suma ancestral + avances tecno-científicos] de que hoy dispone la humanidad para ‘administrar’ [no ‘explotar’] los recursos que aporta el pequeño azul planeta tierra son la base esperanzadora para las múltiples construcciones colectivas que hoy emergen… esa integración cultural requiere -entre otras condiciones- de un ambiente de paz participativa que hay que ganar mediante acciones conscientes

El objetivo global común está rodeado de complejidades a descifrar y modificar pero es simple… que el hombre pueda suplir dignamente sus necesidades… las que le plantea la Vida en su discurso de cada instante [ema]

14 junio 2013

Bradbury viajó a Marte por Rolando Gabrielli

Literatura que se anticipó en el Tiempo - Crónicas Marcianas [*]

Danny Karapetian tiene nombre de personaje de Marte, y esta mañana me enteré por él de que su abuelo, llamado Ray Bradbury, viajó finalmente a Marte, como era su deseo, reposar para siempre en su planeta favorito. Lo dijo en una de sus declaraciones, cuando vivía en la Tierra, porque Ray Bradbury, maestro de la ficción poética, nostálgica y futurista, partió hoy a los 91 años, pero su imaginación ha quedado intacta en sus grandiosos libros.

Seguramente tenía preparado un cohete en alguna de las calles de Los Ángeles para dirigirse a descansar para siempre, su adorado planeta rojo, lleno de esperanza y alejado del torturante mercado global, mediático y rampante consumismo. Exento de las pobres guerras humanas y libre de libertad.

Todo ocurrió tal vez en Los Ángeles hoy, como en enero de 1999 y la atmósfera la describió el propio Ray Bradbury en sus famosas Crónicas marcianas en 1950, en el breve relato “El verano del cohete”, que abre uno de sus libros más enigmáticos y sorprendentes. No sé si habríamos de recordarlo, quizás su intención sólo fue desaparecer como llegó al mundo, sin más valija que sus propias palabras ya escritas para que siguiéramos soñando con aventuras y conquistas de otros mundos, como de nosotros mismos.

Siempre me dio la impresión de que era un hombre discreto, no veía televisión cuando la caja idiota vivía el esplendor de todo nacimiento; él, como autodidacta, se había hecho en las bibliotecas públicas de Nueva York; ahí, leyendo, se formó, educó y transformó en el gran escritor que siempre fue. Nunca se identificó con Internet y expresó su adhesión total al libro impreso. En Fahrenheit 451 nos hizo una severa advertencia sobre la quema de libros, tan proclive en las dictaduras. Tiempo después advirtió algo que ocurre en nuestros tiempos, ya no hace falta quemar libros, se le está enseñando a la gente a no leerlos.

Periódicos como el New York Times ya lo dieron por muerto, recogieron los hechos, dirán ellos, sus famosos investigadores, y se apuraron en difundir la noticia a primera hora, tan pronto el nieto la dio a conocer a través de la voz de ese pajarito cibernético que no para de tuitear.

Ray Bradbury ya había volado a otros mundos, ese era su principio y fin, lo desconocido por conocer y ver con sus ojos algún día. Su literatura simplemente es fantástica y sus famosas Crónicas marcianas están en el Polo Norte de Marte desde 2007, cuando la nave Phoenix de la Nasa las depositó en su superficie. Él nunca aprendió a manejar un automóvil, ni se idiotizó por las máquinas ni aparatitos.

En una de sus últimas aventuras por la tierra, un día cuando leyó en un periódico que estaban cerrando una de las bibliotecas donde él devoraba libros, pidió que le subieran sus libros a su vehículo y a él en su silla de ruedas para visitar el lugar. Como un marciano, apareció el patriarca de la ficción —el fantástico Ray— y comenzó el rescate, firmaba y vendía sus increíbles historias, que he recomendado a lo largo de décadas, hasta que la biblioteca reunió los fondos necesarios para ser reabierta.

Pareciera ser que Bradbury nunca se dejó impresionar por la realidad ni los obstáculos, lo suyo era el más allá, sin perder de vista el más acá, el hombre con sus conflictos perennes, las guerras, su aniquilamiento, la conquista de nuevos mundos y, según Borges, en su prólogo a estas Crónicas, el genio del hombre de Illinois, como le llama, ha puesto sus largos domingos vacíos, su tedio americano, su soledad, la experiencia de un largo tiempo vivido, cuyo norte siempre fue el futuro.

Jorge Luis Borges, un adelantado en los temas fantásticos y de la literatura anglosajona en América Latina, lo descubrió y lo prologó en los años 50, cuando aún veía más allá de sus futuras tinieblas su propio futuro y se preguntó en pleno Buenos Aires: “¿Cómo pueden tocarme estas fantasías y de una manera tan íntima? Toda literatura (me atrevo a contestar) es simbólica; hay unas pocas experiencias fundamentales y es indiferente que un escritor, para transmitirlas, recurra a lo ‘fantástico’ o a lo ‘real’, a Macbeth o a Raskolnikov, a la invasión de Bélgica en agosto de 1914 o a una invasión a Marte”.

¿Qué importa la novela, o la novelería, de la science-fiction?, se cuestionaba el autor de El Aleph. Había descubierto una literatura clásica recreada en una poética del espanto, del terror metafísico, de la luminosidad de las palabras y de un profundo humanismo. Y recordaba sus lecturas de Wells, las compara finalmente con esos días de deleitable terror. Sí, un terror fantástico.

Bradbury conoció muy bien su país, el alma individual, las pasiones colectivas, la idiosincrasia norteamericana, y las Crónicas marcianas son una obra maestra de una realidad trasplantada, visionaria, una suerte de cosmovisión cotidiana dramática y poéticamente lograda.

Atesora los elementos sustanciales de la vida, y nos conmueve como si la solemnidad de la muerte fuera un pasajero inútil, intangible.

He vuelto a releer Crónicas marcianas para seguir viajando y viviendo el mundo de Bradbury, dibujado hace más de medio siglo, y es tan asombrosamente fantástico como real.

Si alguien me preguntara qué pienso de este libro, diría que es fantástico, una poética que ficciona el último grano de arena de la imaginación al servicio de una nueva realidad que se reescribe.

[*] Rolando Gabrielli - escritor poeta chileno --- Blog de Rolando Gabrielli

13 junio 2013

Sociopatías en el Siglo 21 - A New deal

Siglo 21... de profundos cambios sociales en pleno desarrollo

Las sociopatías que se manifiestan hoy y que en su paso mediático ‘agreden’ al hombre a casi cada instante son para algunos analistas signos que -lejos de apocalípticos- quieren dar luz a la esperanza como energía positiva para la Humanidad [suma de todos] de que en el marco temporal del Siglo 21 se está generando una etapa de cambios que se irán deslizando -no sin trágicos sobresaltos febriles- hacia un mundo mejor y creíble para todos

El ‘paradigma’ clásico se autodestruye y se niega a cada paso y un nuevo sistema se construye de simples pequeñas verdades… de esas que -ahora- no requieren de complicados esquemas ‘intelectuales’ para ser probadas pues -entre otras cosas- son evidentes y fáciles de aceptar en las percepciones y conciencia del hombre 'posmoderno'

La gran paciente parece ser la humanidad hecha integral en los mapas y en la historia reciente… Siglo 20 con dos guerras a cuestas y las bases echadas para una 3ª que quizás ya se encuentra en pleno desarrollo, como dicen los comunicadores que en sus reportes apuntan a ‘des-anestesiar’ la conciencia universal

Los poderes aparentemente basados en ‘incuestionables principios’ y heredados por algunos para ser usados con los más altos objetivos, según ese paradigma cuestionado, aparecen hoy degradados  ‘fuegos fatuos’ que por la vía neoliberal no se alcanzarán… libertad, democracia y progreso en manos de unos líderes ‘globales’ que juegan a destruir todas esas figuras que fueron valores paradigmáticos

El ‘sistema capitalista’ se envolvió en falacias que siempre sirvieron para ‘esconder’ atropellos y saqueos que han buscado solucionar sus ‘crisis’ de acumulación y se presentaron bajo ‘complejas’ formulaciones técnico-teóricas para no revelar que esa acumulación es -siempre fue- para favorecer a unos pocos en detrimento de los demás… 

Para ocultar ese hecho simple han servido varias escuelas económicas y grupos de 'cientistas' que dieron piso ‘cultural’ al intento de dominarlo todo con ese simple objetivo… hace 500 años y hace casi un siglo [1914 en la memoria] es la misma crisis de poder con diversas manifestaciones aunque los ‘síntomas’ son iguales… fiera violencia a la que los pueblos ofrendan sus mujeres, hombres… niños

Así la democracia y la libertad fueron negadas desde que se enarbolaron como banderas incuestionables y defendibles… hoy todo se sabe a nivel global en cuestión de minutos y por ello las ‘sociopatías’ aparecen ante el mundo que no alcanza a reponerse de una ‘escaramuza’ cuando llega la otra… [toda acción agresiva genera una re-acción defensiva]

Parecería una tómbola en tradicionales juegos infantiles pero… hay una diferencia grande [esperanzadora] y es que las ‘víctimas de siempre’ están ganando -poco a poco- la estatura de actores y ya no son los peones en el tablero de ajedrez de la historia… en cambio brotan las raicillas tras la ‘resistencia’ cultural del ancestro y los saberes que parecen jugar en ‘convergencia’ y van ganando estatura al demoler el ‘viejo’ paradigma

Parece ingenuo el planteamiento… pero la 3ª guerra [en minúsculas] la están ganando quienes hasta hace unas décadas parecían ser ‘inferiores’ o sea los ‘condenados’ de la tierra como propuso Toynbee [Londres, 1889-1975] quien desde una visión histórica señaló que el estado universal [hoy ‘globalización neoliberal’] es creado para beneficiar a una minoría dominante pero en el largo andar resulta inútil para salvar a la ‘civilización’ de su propia destrucción…

Atención… esa auto-destrucción como en las ‘misiones e instrucciones’ que recibía el súper-espía que tanto difundió la televisión clásica desde occidente [léase EU y sus periféricos imperiales] vale para la ‘civilización’ mas no para la humanidad entera… aunque el riesgo siempre juega en este mundo borroso e incierto en auto-construcción, como lo advirtió enfáticamente el comandante Fidel Castro, uno de los indiscutibles líderes y visionarios del mundo actual

Ese riesgo ‘juega’ ante las sicopatías de poderes mafiosos [amenazas, armas, violencia] de personeros del sistema neoliberal que genera tantas sociopatías [consumismo y pobreza]… por ello se impone un verdadero ‘new deal’ o nuevo trato en el que deberán participar en multi-diversidad todos los pueblos del mundo y sus representantes acreditados debidamente   [ema]

10 junio 2013

Poetas del Sur por Rolando Gabrielli [1]

Integración Cultural de América latina y el Caribe - Sur [*][1/4]

El visitante curioso, ávido de aventuras y saberes, deslumbrado por la geografía de Suramérica, encuentra en la poesía, en los poetas del Sur, en la palabra, lo secreto, profundo, misterioso, la vida y la muerte, sus gentes, la huella invisible del pasado y el futuro, un presente rotundo, marcado de antemano.

Grandes poetas como las vastas, infinitas tierras, océanos, paisajes sin límites, desiertos, valles, selvas con ríos nacidos de montañas nevadas eternamente, pueblos remotos, caminos que parecieran ignorar las distancias y el tiempo. 

Música y canto, también en los caminos cortos, encerrados entre álamos, quebradas escondidas, fiordos, huellas del salitre, sal, cerros verdaderos disparates contra el cielo cayéndose de la mano de Dios. 

Grandes abismos, fosas marinas, límites desconocidos, un recodo inexplicable hacia la felicidad y la muerte. No hay límites en el Sur y ahí acaba el mundo, que nunca termina. Fin de mundo, la mano alzada de un niño en el pizarrón de la Patagonia, donde el abecedario arma un nuevo mundo con faltas de ortografía, pero lleno de esperanzas.

Pero el Sur no sólo es el Sur-Sur, donde la invicta geografía se asocia al silencio, sino también sus ciudades —las pesadas puertas de sus anchas, anónimas avenidas, y sus callecitas, donde vuelves viejo amor: Lima, Montevideo, Santiago, Buenos Aires, Quito, Asunción, y el tiempo que es un largo río trasnochado de tiempo y más tiempo. 

El Sur es un río, un largo y renovado camino, un viejo y renovado poema, un aire que respiramos y no sabemos por qué, cuándo, ni cómo, el Sur existe.
      
Poetas de grandes avenidas, como carreteras, ciudadanos de la palabra, apóstoles urbanos, en el altar ignorado de las ciudades cosmopolitas, dueños de ruinas, infelicidades, de calles que arrancan desde sus vísceras, atormentados por la vida, presentes en lo cotidiano, fieles creyentes del futuro, insomnes transeúntes de una noche enteramente fugaz.

Quizás sólo se proponían juntar estrellas, apacentar las ovejas del tiempo, dormir distraídos frente a la luz de una luna que vela por todos nosotros. Siempre expulsados por algún dios, casi eternamente recogidos por la miseria. Poetas incorregibles por la mano de Dios. Tierras alzadas por la palabra, náufragas, islas, toda palabra es viajera y en el Sur es verbo. [*] Rolando Gabrielli escritor poeta chileno

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Poetas del Sur por Rolando Gabrielli [2]

Integración Cultural de América latina y el Caribe - Sur [*][2/4]

El Sur es un hábito, una manera de ser, hablar, sentir desde luego, mirar, un ombligo largo el de Chile, ancho y plano de Argentina, pequeño círculo, bisagra, Uruguay, y ahí se cierra el Cono Sur, una Caja de Pandora del Fin del Mundo, tierras traicionadas en no pocas ocasiones, atmósfera secreta de rosas y espinas.

Andino el paisaje a su alrededor, anillo alto, nevado hacia las estrellas, la Cruz del Sur, solitaria lámpara encargada de la noche del Sur, de sus lejanías, de un tiempo documentado por los antiguos dioses mapuches. El Sur existe como tú en mi memoria, como vos que no sos olvido. Una llama nace en la orilla de los caminos, fuego es la tierra y un río la sueña al otro lado de un puente invisible.

Tanto por compartir, que el olvido borra la oferta de la naturaleza y los sueños, del desafío de Ser. Altiplano, Altiplano. Tierra de afonía, altura sin piso, doblemente la llama encendida corre y muere. Indio Sur, sin hojas, sin árbol, sin tiempo, sin voz ni voto, simulacro del paisaje arrodillado. Son peones, fichas sin tablero. Un montón gigante de imposibilidades, viven en las esquinas del tiempo, mendigos de un sol que adoraron sus antepasados.

La noche va boca abajo, baila con sus cigüeñas rotas, las cabezas ciegas, podridas de los poderes fácticos, ensangrentada la plata, humillada, el vino agrio que se detiene frente al desierto. No pises el largo tiempo de la noche, extranjero. No hay comienzo ni fin. ¿Dónde esta la punta que nace y muere? ¿Quién anduvo por el último camino? ¿Qué río murió bajo los suaves remos del viajero? ¿Qué montaña no se extiende un poco más hacia la derecha o la izquierda? 

Tu pie, mi pie, el paso de los antepasados se vuela con el aroma del Canelo en la noche. No duermas que esta será noche de espadas y corazas, de una cruz vengativa. Se siente el desembarco de las bestias, su sudor en el tupido follaje, el temblor de la arena bajo los cascos de los caballos, la mueca oxidada de la muerte. El viento nació para vencer y también las huestes de Caupolicán y Lautaro.

Poetas del Sur que desayunan con la palabra frente a una ventana, gris o soleada —paisaje real—, pienso en el Conde de Lautréamont (Isidore Ducasse), que le sopló un hombro a Dios; en Pablo Neruda, dueño y señor del amor y la materia, los crepúsculos y los muelles del alba desesperados; Jorge Luis Borges, el Hacedor de sueños y esquinas porteñas con sus orillas ciegas, el ascensor suspendido en la noche insomne (Oriente y Occidente); César Vallejo, dolor humilde de la vasija humillada, de la espuma y el todavía; y la Mistral, Lucila Godoy Alcayaga, de tanta desolación, viajera que cargó con los muertos de Chile y el polvo de la ignorancia de una época despiadadamente mediocre. Un valle, sólo un valle, que los cerros encierran.

Y vamos ordenando la Casa de la Poesía Sureña, Vicente Huidobro, con un pie en la tierra y otro en las estrellas, dejó que el pájaro de la noche volara con su propia luz (los puntos cardinales son tres: Norte y Sur); Pablo de Rokha, en la infinita tragedia del ángel caído; Nicanor Parra, individuo imaginario, presente —pasado—, futuro, y Gonzalo Rojas, que no llegó primero, sino vino después y está con nosotros. 

Hay más poetas entre la tinta y la sangre, en el país del largo pétalo: Ángel Cruchaga, Rosamel del Valle, Humberto Díaz Casanueva, Anguita, Arteche, más atrás Carlos Pesoa Véliz, después, Enrique Lihn, Jorge Teillier, Oscar Hahn, Armando Uribe, Arce, Efraín Barquero, Carlos De Rokha, Rolando Cárdenas, David Rosenmann-Taub, Gonzalo Millán, y todos los que vienen con los bolsillos rotos llenos de estrellas y sueños, la humedad invicta de la palabra cuando comienza a nacer. [*] Rolando Gabrielli - escritor poeta chileno

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Poetas del Sur por Rolando Gabrielli [3]

Integración Cultural de América latina y el Caribe - Sur [*][3/4]

El Sur que sabe de lo que hablo y de estos misterios, Juan Gelman, bandoneón porteño, con Martín Fierro de José Hernández, Borges y la ciudad eterna, Lugones, Enrique Molina, Alfonsina Storni, Alejandra Pizarnik, Oliverio Girondo, Roberto Juarroz, y tantos más, en el vicio inexcusable de la palabra, que es raíz, camino, identidad.

La palabra porteña, desgarrada en el tango, la poesía del movimiento, convertida en dolor —consuelo, anécdota, olvido, sueño, simplemente la vida. Sur... paredón después / Sur... una luz de almacén. Cielo Sur, Mar Sur, Tierra Sur... Desde Uno de tus patios haber mirado / las antiguas estrellas, / desde el balcón de la sombra haber mirado / esas luces dispersas / que mi ignorancia no ha aprendido a nombrar. Es 'El Sur' de Borges.

Alejandra Pizarnik, gaviota azul, degollada por su propia mano, anclada en el coágulo de la noche, inclina la cabeza de trigo del Sur, le abre un margen al poema. Mira la página en blanco, bajo sus pies en París, junta con sus largos dedos la noche, el sueño deshidratado, un hilo negro que mece el tiempo, minutos de arraigo y abandono, la balanza inútil de la aurora, un pájaro picotea el cuerpo, el poema es ala y nido, tiene casa en ti amigo lector.

Mario Benedetti, en la bisagra del Plata, Juana de Ibarbourou, telón de fondo y el Conde de Lautréamont, Isidore Ducasse, montevideano que cambió la poesía conLos cantos de Maldoror. Quizás el más oscuro y luminoso pa(i)saje poético de un nuevo universo en el lenguaje de la poesía, enigma, temblor, príncipe negro de las letras. Un feroz, inmortal aullido. Su única esperanza, morir con el verbo. Se sopló en el aire a los 24 años de edad. Un pasaje siempre inédito, entre Montevideo y París, la mano que haló el viento de la poesía.

Perú, Vallejo que le dijo al poema en cholo, a la palabra, el verbo, todavía —intraducibles espumas—, César Moro, José María Euguren, Carlos Germán Belli, y los jóvenes que vienen bajando y subiendo el verbo por los senderos ruinosos del Perú. La piedra rueda, hermano y es verbo.

Está retratado el Virreynato con su boato, el sacrificio de la sangre, la catedral erguida entre la arena, el polvo de Lima, camino del Inca que crece en millares de pies, el sol más alto que la luz del hombre, nadie alcanza el sueño de los habitantes del Cusco, la piedra es lo único seguro en la sombra. Una momia virgen santifica las nieves eternas. La cruz se lleva al Inca, pieza de oro del Reino de España, y lo baña con las sagradas escrituras de la muerte. La muerte es un lujo dorado, una pieza maestra del conquistador. Dejó para siempre la palabra araucana. Muchos más recogieron la raíz de ese verbo ensangrentado, húmedo, vital.

Extraño fenómeno este de la poesía chilena, la más al Sur del Sur austral, el confín del fin, y el verbo viene de la araucanía, con el paje real Alonso de Ercilla y Zúñiga, poeta de la guerra, del canto, del testimonio de la conquista y del reconocimiento del terco conquistado inconquistable.

La palabra se hizo tormento, y no hubo estación que no trajera dolor, el precio de más de tres siglos de guerra, corriendo la sangre por el Sur de un río sin fin. Roja la huella invasora.

En esas tierras salvajes, arrinconadas por el tiempo, la geografía y la sobrevivencia, se originó Chile, Chili, fin de mundo, el último ruido del planeta, el hondo suspiro de una araucanía que se niega aún a morir. Respira el Canelo y la Araucaria aún se yergue en los acantilados, en algún risco olvidado del Sur, donde afortunadamente no llega la mano del hombre. Viajera la palabra en el Sur del verbo crece bajo esos troncos que silban con el viento las canciones ordinarias de esos días sin tiempo. [*] Rolando Gabrielli - escritor poeta chileno

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Poetas del Sur por Rolando Gabrielli [4]

Integración Cultural de América latina y el Caribe - Sur [*] [4/4]

Bajo una piedra del Sur nace un poeta chileno. Es una frase tan antigua como los versos de Petrarca. Hijos de una loca geografía, herederos del dolor y la felicidad, que marcan a un mismo tiempo esas tierras atormentadas por el hombre y la naturaleza, pero también dotadas del comienzo del paraíso. Dios, que no tiene sueño, duerme en el Sur.

En la Patagonia nació el viento. Duermen las estrellas más azules que la eternidad. La tierra acomoda sus largas piernas, se dobla y encoge los hombros en las noches. Cruje el silencio natural de la geografía. La noche se siente principio. El tiempo tiene cuerpo. Las aguas se juntan, ni tan calladas ni tibias, próximas a sí mismas, puras, torrentosas, bautismales.

Chocan los océanos, los canosos glaciales miran impertérritos el paso del tiempo, el hielo es un rostro antiguo, elegante, olvidado de todo maquillaje, es su propio esplendor, la transparencia del alba. Bosques, dormitorio del silencio, de lengas, ñires, amancay y guindos, de la luz y el espacio, el principio que no es vacío, sino el ciclo que la noche y el alba comparten el día a día.

Los Poetas del Sur, desde sus hondos caminos, lo dijeron casi todo, y aún siguen nombrando a las cosas, cantaron a la vida y a la muerte, diversos en la fluida, atascada geografía del verbo, más que nombres, el hilo de una misma madeja, la tela en el telar de la poesía.

La poesía en el Sur no es un lujo, le pertenece al hombre y a la naturaleza, forma parte de las cosas, arrinconada también por los medios, sobrevive en un tren antiguo que busca con desesperación un andén donde descansar para seguir su ruta la mañana siguiente. Entra a un bar en Nueva York 11, Santiago de Chile, cuando el Sur está lleno, y bajo el plomo de la prosa impune del Capitán General.

En el Bar Unión de la City mapochina, un segundo hogar para Rolando Cárdenas y Jorge Teillier, poetas del Sur, de Chiloé y la araucanía, forasteros del Santiago ensangrentado, rumiaban la poesía de la sobrevivencia, instalados en el Sur del poema. La ciudad goteaba por sus cuatro costados, una lluvia roja lágrimas de azufre en los mesones de los bares, poesía sudada en la negra primavera del 11 de septiembre, el Sur crujía sin música de bandoneón.

La acera del frente, el cité, la calle desvencijada sin transeúntes, esos atardeceres pálidos, crepusculares, viudos, huérfanos casi de hospicio. El Sur que era fruta, flor fresca, mostraba sus pálidas, enlutadas mejillas de espanto. Se creció la noche en el día. El río arrastró cadáveres. La muerte desayunaba cuatro veces al día. Ningún sueño más horroroso que la realidad.

El Sur son tantas cosas. Ninguna de ellas, como todas juntas. El parrón, la higuera, la que pasa tan cerca del corazón que te siembra primaveras. El Sur es un verso simple, lluvioso, amigo, la guitarra, el aromo en la buena primavera, el vino ronco como el zarpazo tibio de un puma, un frío que empuja las costillas más afuera, tú que compartes el pan frente a la cordillera nevada.

Siento un tren que recorre mis venas en las noches, debuto en una larga tempestad como un maquinista sobre rieles, que arrastra una ciudad gris, de anchas caderas, matriarcales formas de nieve, bautizada por terremotos, poetas desamparados, aluviones de palabras con sus noches negras verdosas de un violeta insomne delirante que atraviesa el tiempo Sur con sus violines rojos, caballos de invierno, otoños que se dejan amarillos, intactos, veranos azules, islas sin nombre, la nieve que viene volando los Andes con su Cóndor plateado. Un andén duerme a esta hora cerca del solitario riel y yo no estaré. La mariposa sabe de belleza y cuán corta es la vida, azul el mar verde, la copa se alza y cae invicta la noche más allá, al Sur de los copihues. Alguien canta a lo lejos.

Sur

La nostalgia patea con sus cuatro patas tiernas
y no tiene furia el tiempo en la bestia,
una cicatriz tatuada en el cuerpo cojea,
vacila una noche sin estrellas,
hunde el pasado en su agujero negro,
la cabeza y los ojos y el ombligo
de dos caras respira gemelo en ti mujer.
El Sur es tu puerta húmeda,
sólo ábrela


[*] Rolando Gabrielli - escritor poeta chileno - Si necesitas conocer más de los Poetas del Sur visita el Blog de Rolando Gabrielli